Cuando era pequeña, los padres de Isabel Sartorius se divorciaron y su madre se casó con Manuel Ulloa, quien se los llevó a Perú. Al poco tiempo de vivir en Lima, la madre de Isabel, cariñosa y con mucho sentido del humor, empezó a cambiar de carácter, y se convirtió en una persona cada vez más triste y solitaria. Poco después, Isabel descubriría que su madre estaba enganchada a la cocaína. Es en ese momento cuando en Isabel germina el mal de la codependencia, un patrón de comportamiento en el cual alguien se preocupa más por un ser querido –habitualmente un adicto– que por él mismo. A lo largo de todo el relato, Sartorius expone los rasgos de la codependencia y las terapias que ha seguido para superarla a medida que avanza en las diferentes etapas de su vida: los primeros años en Madrid, la adolescencia en Lima, la plácida vida de estudiante en Washington, el estrés durante su relación con el príncipe Felipe, su estancia en Londres, el retiro espiritual en la India, su breve relación con Javier Soto... En definitiva, un valiente y enternecedor testimonio.