«Al pie del pacae» es una novela de iniciación o aprendizaje (Bildungsroman, como refiriera Johann Carl Simon Morgenstern hace poco más de doscientos años), que retrata el complejo paso de la adolescencia a la adultez. Sin embargo, una lectura atenta nos llevará a considerarla una historia que se resiste a las etiquetas, en la que pesan secretos familiares y rebeldías que no se extinguen tras un sosiego hormonal, pues escapa a fórmulas y códigos propios de la LIJ, para asentarse en los dominios del gusto adulto por ficciones literarias que desafían lo predecible y minan certidumbres, en la medida que nos permite valorar el ejercicio del poder a partir de cualquier edad, nos acerca a comprender los entretelones del sentido de la vida y nos invita a replantear nuestras convicciones más allá de la madurez tanto biológica como emocional. Angelita Velásquez ha urdido una novela que nos retrata el deterioro del cuerpo y la pérdida de la memoria, pero se halla engranada a contrapesos literales y metafóricos que dan luz al final del túnel, sin caer en ramplones entusiasmos, conformismos o aceptaciones. «Vemos nacer vidas todo el tiempo y lo hacemos con total naturalidad, pero olvidamos que la muerte también es algo natural y parte de la vida», reflexiona con notable acierto la autora por medio del narrador de su primera novela. Una frase que resume muy bien el espíritu de «Al pie del pacae» y que merece ser epígrafe de muchos libros. (José Donayre)