Nacida en París en 1868 en el seno de una familia burguesa, Alexandra David-Néel manifestó desde la niñez un espíritu independiente y una curiosidad que la harían viajar desde edad muy temprana por Inglaterra, Holanda e Italia. Su espíritu estaba más próximo al de su padre, protestante y francmasón, que el de su madre, quien siempre la había rechazado por no ser el hijo que deseaba. Las frecuentes escapadas y sus contactos con los gnósticos de Londres culminarían cuando al cuplir 21 años, decidio emprender su primer viaje a la India. A su regreso buscó una profesión digna de una joven soltera: estudió música en los conservatorios de Bruselas y París y se reveló como una gran cantante de ópera. Sus giras por Atenas, el norte de Africa y Francia concluyeron cuando a los treinta y seis años decidió casarse con Philippe Néel. Su matrimonio no iba a ser óbice para sus investigaciones sobre el simbolismo y las religiones orientales. Apasionada por las prácticas secretas del budismo tibetano, Alexandra recorrió durante catorce años la India, China, Corea y japón y se convirtió en una de las máximas representantes de la cultura oriental en Europa. Solicitada conferenciante e inigualable analista del pensamiento budista en una extensa bibliografía de referencia imprescindible aún hoy. Su labor fue recompensada con la Legión de Honor francesapoco antes de su muerte en 1969