Este libro tiene el mérito de pensar América Latina desde ángulos diversos. En este sentido es una obra provocativa, que va abriendo diversas miradas, que nos obliga a contrastar lo que sabemos con nuevas ideas. Por momentos, el balance pareciera ser desolador y poco alentador; no obstante, cerramos la lectura de este libro con un sentimiento esperanzador. No parece descabellado pensar que el imaginario histórico u cultural latinoamericano es un rico hontanar donde se fragua no sólo una inteligencia racional y emocional sino, también, una inteligencia espiritual muy sutil y profunda. La resistencia a las dictaduras, las luchas por la justicia, en Chile o El Salvador, han mostrado que en nuestros pueblos existe la capacidad de luchar contra la violencia y de restituir la dignidad humana allí donde se la ha querido abolir.