Sin llegar a las épocas en que la caza, la pesca y la recolección eran las actividades esenciales y por lo tanto todos los elementos de los grupos sabían desguazar todo tipo de presas y hacerlo con cuidado, hace tan solo unos sesenta años era normal asistir en cualquier casa o piso no ya de pueblo, sino de ciudad, al sacrificio de varios pollos o gallinas, algunos conejos y –quizás- hasta un cordero y para ello eran necesarios unos conocimientos mínimos de anatomía. Si sabían realizar esas acciones, debían de tener nombres para todo el proceso, ya que en muchas ocasiones la colaboración de varias personas exigiría una coordinación para llegar a buen término con suturas, trepanaciones o extracciones de muelas. En este tomo se citan unas decenas de términos procedentes del vasco, tan huérfanos de reconocimiento como corriente es su uso.