El taller “Antología de Poema en prosa y prosa poética”, nació a fines del 2021 y durante 12 sesiones nos reunimos virtualmente a trabajar. Mandé un correo durante el segundo semestre de ese año. Las había elegido de a poco, me gustaban sus risas, sus textos, su humor, sus silencios. Me gustaba verlas corregir, semana a semana, verlas regresar. Porque en la escritura no se avanza, se regresa. A una palabra, a una cacofonía, un verbo, un punto o una coma. Un bache en el que dábamos vueltas sin parar, hasta perdernos. La literatura es una tradición, pero la escritura es una pérdida. Perder de manera sistemática. Perder una y otra vez. Eso también brillaba en este grupo de escritoras, en este taller. Disponibles para perder. A perderse. Pensaba de manera constante, cuando pensaba en ellas, en elles: harto trabajo, sin miedo. Sin miedo al volumen blanco de la página, sin miedo al rayado del negro, a su fisura, sus surcos. Sin miedo a volver prosa algunos versos, a volver versos partes de prosa en sus textos. Sin miedo a sacar, cortar, abandonar. Sin miedo a transar, pero también sin miedo a ceder. Eso brilla en estas escritoras. Paula Ilabaca