Un sinnúmero de alusiones bíblicas plagan estos poemas, cuando no referencias cabalísticas ligadas a las enseñanzas de la tradición judía, o simplemente míticas o literarias. Son la sustentación natural del pensamiento, nunca una vana apoyatura estética (le belleza surgirá, si es que surge, por imanación directa del lenguaje). Explicarlas una a una sería una tarea ímproba, y hasta un insulto al lector. A quien si algo reclamo es su complicidad.