Desde el punto de vista educativo, el deficiente mental es aquella persona que tiene una mayor o menor dificultad en seguir el proceso de aprendizaje ordinario y que por tanto tiene unas necesidades educativas especiales, es decir, necesita unos apoyos y unas adaptaciones del currículo que le permitan seguir, en la medida de lo posible, el proceso de enseñanza ordinaria. El concepto de necesidad educativa especial se inscribe en un tipo de organización escolar basado en los principios de normalización e integración, y en un diseño del currículo igual para todo el alumnado; la individualización de la enseñanza se hace a través de adaptaciones curriculares desde ese currículo ordinario. El modelo educativo sostiene que el comportamiento es el resultado de factores internos (personales), externos (ambientales) y de la interacción entre ambos. Así, el tratamiento y las posibilidades de actuación educativa cobran importancia, dándole un gran protagonismo a la escuela y a los servicios que pueda ofertar para atender las necesidades educativas especiales, considerando, a su vez, que éstas puedan tener un carácter permanente o transitorio. Así, se podrán atender adecuadamente necesidades especiales a las que, hasta ahora, no se prestaba atención, porque sólo se consideraban las permanentes.