��l era de cuerpo menudo y mente muy perturbada por la vida que le hab�a tocado durante los primeros a�os despu�s de la Primera Guerra Mundial, por c�mo vivi� ese acontecimiento, pero tambi�n por lo que era la ciudad de Nueva York. �l estaba siempre a punto de "irse", sin que importara a d�nde. Yo sent�a preocupaci�n por �l y nunca pens� que fuera a vivir como para crecer y escribir un libro de poemas. Su habilidad para sobrevivir y viajar y escribir es la que me asombra. Y no es poco mi entusiasmo al ver que se ha desarrollado y ha perfeccionado su arte. Ahora regresa despu�s de quince o veinte a�os con un atractivo poema. Literalmente, �l ha pasado, con toda evidencia, por el infierno. En su trayecto se encontr� con un hombre llamado Carl Solomon con quien comparti�, entre dientes y excrementos de esta vida, algo que no puede ser descrito m�s que con las palabras que �l ha utilizado. Se trata de un aullido de derrota�.
"No me a dejado muy conforme la edición, puede ser que estaba acostumbrado a otra traducción. Lo que no quita que como siempre el servicio a sido impecable."