«Cuando los fantasmas no están abriendo cajones o azotando puertas, juegan bádminton. Si pudieras verlos quedarías encantado con esa danza de sábanas ligeras, con sus ojos huecos atentos a la trayectoria del volante. Tal vez no lo creas, pero ahora mismo hay dos de ellos jugando cerca de ti. Cada vez que pasan a través de tu cuerpo te hacen bostezar.»