Berenice presenta el diseño de la poética raciniana. Se da en ella más de una renuncia de amor. La tragedia surge de una negativa de todo desorden; una elegancia definitiva en la acción es conseguida a expensas de la vida. Es un milagro que una concepción del arte y del comportamiento tan peculiar y cerrada haya producido algunas de las piezas teatrales más soberbiamente fascinantes que conozca la literatura. Vastas energía son comprimidas hasta un punto de inflación y luego se las libera definitivamente en forma asesina, explosiva.