En 1958, Manuel Mujica Lainez visitó el bosque sagrado de Bomarzo, poblado de esculturas fabulosas. Su erudición, su infatigable curiosidad por todas las empresas de la imaginación lo impulsaron a ver de cerca ese lugar ideado en el siglo XVI por el duque Pier Francesco Orsini. De regreso a la Argentina, Mujica Lainez se consagró durante más de dos años, con pasión y rigor 'álgebra y fuego', diría Borges- a reconstruir la historia de Bomarzo y su atormentado creador, que puso fin a su vida una noche de 1572. El resultado de esa labor es esta obra monumental, fascinante, impulsada por la riqueza de los conocimientos y el arrebato de la fantasía.Bomarzo obtuvo el Premio Nacional de Literatura en el bienio 1960-1962, el Premio John F. Kennedy en 1964 y varias distinciones otorgadas por el gobierno de la República Italiana.Además, inspiró a otros creadores: Alberto Ginastera compuso la cantata 'Bomarzo', con textos de Mujica Lainez, para el 13 Festival de Música de Cámara organizado por la Elizabeth Sprague Coolidge Foundation, en Washington, e inició después la composición de la ópera del mismo nombre, con libreto de Mujica Lainez (casi todo en verso), que se estrenó en 1967 en el Listern Auditorium de Washington.'