Compartir es hoy el puente que nos mantiene en contacto directo con nuestras almas. Almas imperecederas que reúnen en sus vastas experiencias el atávico deseo de expresar lo sublime de nuestros actos. Actos que, en una sencilla y humilde y a la vez copiosa y significativa dádiva, son la recopilación de innumerables sucesos a través del camino de la abrumadora existencia y sus inefables pasos. Este poemario, el primero de Álvaro Morales-Trelles, es una declaración de compromiso con la vida y toda su fecunda armonía; y con sus hijos, frutos magnánimos, obras de absoluta perfección.