Desde fuera, mirando a través de los barrotes de la entrada principal de la cárcel de San Pedro, se entreveía la vida fluir entre los reclusos estacionados dentro del patio principal. Mas allá de ellos, en el vientre de la institución, sus vidas quedaban atrapadas e invisibles. La etnografía de la prisión de San Pedro explo ra lo no dicho y lo indecible de la cautividad en este peculiar contexto, donde los re