Desde los años 1990, las elites gobernantes chilenas afirman que nos encontramos en los albores del desarrollo, al estimar que el crecimiento económico conduce a su logro. La idea se sostiene en el elevado crecimiento registrado en Chile desde 1985. Pero, debemos preguntarnos: ¿Se puede alcanzar el desarrollo sobre la base única del crecimiento? Y, como la vieja economía primaria chilena (productora-exportadora de materias primas y alimentos) permanece sin modificaciones: ¿Se puede aspirar al desarrollo sin modernizarla con un proyecto industrial avanzado? Este cuestionamiento es pertinente. La historia del sistema capitalista demuestra -desde la Revolución Industrial- que las naciones desarrolladas lo son en base -y fundamentalmente- a las capacidades industriales, científicas y de investigación que han podido crear. Y, que son estas las que generan y dan continuidad al desarrollo. En este ensayo su autor aborda