Por las calles de la ciudad fria, no transcurre el tiempo. No es que no pasen las horas, ni los dias. Es mas bien que la ciudad se ha detenido en una era del pasado virreynal, solemne y melancolica. El ciudadano de a paso concibe su existencia como apatica, trunca, incluso mohosa. La atmosfera que nos trasmite Emilio, a lo largo de las siguientes paginas es de un personaje plagado de pensamientos barrocos y un tanto lugubres, una confesion sincera de sus mas reconditos pecados y añoranzas. No transcurre el tiempo, es un pensamiento recurrente en la ciudad fria. Una suerte de acuerdo no textual entre Emilio y uno como lector, en el que podemos encontrar una critica social definida y la propuesta de una deconstruccion de la hegemonia politica en un apice de picaresca realidad. Decimos que, en la obra "ciudad fria" recorremos las calles, los pesares y desencuentros de una persona que no ha renunciado a sus anhelos mas profundos. Y no hemos renunciado, Emilio.