Ochocientas casitas unifamiliares de planta baja en la orilla del río Besòs, cada una de un color diferente, comprimidas entre una zona industrial semiabandonada y la nueva Barcelona del AVE y del Fórum 2004. En este lugar de márgen, desconocido y estigmatizado, grupos de migrantes y autóctonos lucharon juntos para crear un paisaje humano excepcionalmente denso y rebelde: un barrio anticlerical y anarcosindi