El Código Nacional de Procedimientos Penales busca resolver el conflicto entre el autor del delito y la víctima u ofendido mediante una conciliación o arreglo que comienza por garantizar o pagar la reparación del daño, dejando en un segundo plano a la declaración de culpabilidad; de hecho, un asunto penal puede concluir de forma definitiva sin que necesariamente exista un pronunciamiento respecto de la existencia o acreditación del delito.