Jack London, además de un prolífico escritor y lector empedernido, fue un hombre de acción y trabajó en los oficios más dispares: se alistó en el ejército, fue buscador de oro en Alaska, pescador furtivo de ostras, surcó el Pacífico en un barco que se dedicaba a la caza de focas, vagabundeó por el país, etc.