"El amor es una perla preciosa que si no se posee, de nada sirven el resto da las cosas, y si es lo único que se posee, sobra dodo lo demás". Agustín de Hipona se marca con su "Comentario A La Primera Carta De San Juan" el objetivo pastoral de animar a los miembros de su comunidad en la adquisición del amor cristiano, cuyo nombre propio es la caridad. "Ama - confiesa rotundamente - y haz lo que quieras. Si callas, calla por amor; si hablas, habla por amor; si corriges, corrige por amor; si perdonas, perdona por amor; que en el fondo de tu corazón habita la raíz del amor, pues de esta raíz solo puede brotar cosas buenas". Los diez tratado o sermones recorren cada uno de los pasajes de la carta, teniendo siempre en el trasfondo dos ideas maestras: La "encarnación de Jesucristo" nos salva de la tentación de evadirnos hacia espiritualidades ideales que no tienen en cuenta al otro necesitado que pasa a nuestro lado; "Dios es Amor" expresa a la perfección lo que Él es, describe sintéticamente sus señas de identidad, contiene el mejor de los nombres que puede recibir. A partir de ambas ideas, la Fe y la Esperanza, el pecado y el perdón, la misericordia y la solidaridad, el conocimiento y la forma de vida de cada uno de los cristianos quedan iluminados por esta luz nueva que procede de la Trinidad, auténtica comunidad de amor.