¿Por qué, entre nosotros, tantos padres se quejan por los problemas de sueño de su bebé y por estar completamente exhaustos a causa de sus despertares nocturnos? Sin duda, porque nuestra cultura engendra falsas expectativas que no tienen relación con las necesidades del pequeño ser humano y su inmadurez.Existe, sin embargo, una práctica largamente extendida en la historia de la humanidad, y todavía presente en numerosos países: el sueño compartido o cododo (traducido en español como 'colecho').El bebé tiene una necesidad constante de presencia y calor humanos. Compartir el sueño con sus padres le permite lograr una respuesta satisfactoria a esos requerimientos, sin demora y sin que su madre se fatigue. Esta proximidad física es un factor que incrementa la seguridad que siente el bebé, pero también un poderoso medio para el acercamiento de la madre, el padre y el hijo lactante.Esta obra, que incluye numerosos testimonios, aborda la realidad del sueño de los bebés, los beneficios del sueño compartido y su universalidad, así como las precauciones que deben tomarse cuando se practica el colecho.'