Ese brillo en los ojos de los niños y las niñas, la víspera de Navidad, es la más bella expresión de lo que llamamos espíritu navideño. Son miradas que reflejan lo más maravilloso de la vida: las buenas emociones que nos llenan de felicidad y nos hacen ser mejores, la fantasía que nos eleva como seres humanos, la esperanza de que cuando salga el Sol, el día de mañana, se van a cumplir nuestros sueños.