Décimas cosas es un ejercicio de reconciliación con nosotros mismos, eternos aprendices, lectores aburridos de la banalidad con que se suceden los hechos culturales, las tendencias (tan obscenamente tendenciosas), las imposiciones del mercado intelectual (porque nadie dude de que existe un mercado de la inteligencia, el peor-de todos, el más sutil, sin Bolsa de Valores públicamente expuesta, sino inteligentemente camuflada, disfrazada de éxito comercial o de elevado rating.