La Ley 24/2003, de 10 de julio, por la que se aprueba la Ley de la Viña y del Vino, ha subido el telón de un nuevo escenario para la ordenación vitivinícola en España. Con ella, se rompe, por una parte, el marco uniformador que, hasta tiempos bien recientes, asentaron los sucesivos Estatutos del Vino, y se incorporan, por o tro lado, técnicas e instrumentos jurídicos extrapolados de otros sectores del ordenam