En la actualidad, en todos los continentes se enfrentan situaciones relacionadas con movimientos de personas. Según la ONU, el 3,4 % de la población del planeta es migrante (económico, refugiado, solicitantes de asilo, incluso desplazados internos), y el tratamiento que los Estados les da se constituye en un reto que hace parte de las agendas gubernamentales. La diversidad en la configuración de los destinos y del perfil migratorio hace necesario que los Estados planteen respuestas frente a la migración, aun cuando no es posible hallar una política perfecta y acabada que logre equilibrar la gestión eficiente de las migraciones que promueva flujos seguros y ordenados y el respeto por los derechos de los migrantes, quienes esperan que en los Estados de acogida puedan hallarse condiciones óptimas que les permitan alcanzar su proyecto de vida.