En 1874, en beneficio de las víctimas de una hambruna en la región de Samara, el gran escritor ruso Fiódor Dostoievski editó la primera versión de Diario de un escritor. En sus más de mil páginas incluía los textos periodísticos escritos hasta entonces: comentarios y pensamientos de todo tipo sobre pintura y literatura, crónicas policiales, aguafuertes sociales y morales, cartas. En ellos, Dostoievski dio rienda suelta a su capacidad de extraer miles de líneas a partir de un comentario o de una mera observación. Esta selección ofrece textos cuyo mensaje y calidad perduran en el tiempo. El autor plasma sus concepciones morales y deja constancia del debate con lectores complacidos o indignados por sus columnas.