«Pensamiento desplegado, en movimiento constante. Del humor a la melancolía, del juego de palabras a la conciencia del duelo, de la rutina banal e invisible a la pregunta por el sentido de la existencia, de la polémica literaria al amor verdadero. Una radiografía de la mente del autor. Un mapa móvil para atrapar la fluctuación del mundo. Un diario en la era de las redes sociales. Atravesado por la herencia del tuit y del aforismo, pero desincronizado con su tiempo. Vivir a destiempo. A contratiempo. «Sentir siempre que llego tarde»Encuadernación: Rústica Colección: Ilargia Narrativa, 31 «Pensamiento desplegado, en movimiento constante. Del humor a la melancolía, del juego de palabras a la conciencia del duelo, de la rutina banal e invisible a la pregunta por el sentido de la existencia, de la polémica literaria al amor verdadero. Una radiografía de la mente del autor. Un mapa móvil para atrapar la fluctuación del mundo. Un diario en la era de las redes sociales. Atravesado por la herencia del tuit y del aforismo, pero desincronizado con su tiempo. Vivir a destiempo. A contratiempo. «Sentir siempre que llego tarde», escribe Laporte. Habitar en los márgenes del zeitgeist. A pesar de escribirse y titularse como un diario, de exponer la intimidad de modo desnudo, este libro está lleno de sugerencias y de historias que ocurren fuera de las páginas, que están más allá de la obscenidad y lo explícito de la escritura diarística. Más que un diario, un ensayo literario. En todos los posibles sentidos de la expresión. Eso es lo que ha escrito Eduardo Laporte».