Te ha pasado que en algún momento de tu vida has sido regañado o humillado por otro adulto, por ejemplo, en tu lugar de trabajo, alguna vez has sido sermoneado por tu jefe duramente? Volviendo a ese momento o situación podrías rememorar, qué pensaste?, qué sentiste?, Qué definió en ti ese momento?Seguramente te consideraste insatisfecho con ese instante, tal vez sentiste resentimiento o rabia, ganas de tirar la toalla y no esforzarte más, quizás, ese momento definió una o varias pautas de vida frente a tu desarrollo profesional; probablemente te suena familiar todo esto y estarás pensando en las decisiones o resoluciones que tomaste en aquel momento.Ahora cambiemos de cuadro, imagina Cómo sería si trabajaras en un lugar donde tus esfuerzos son valorados?, tu esencia como ser humano es apreciada, tu criterio es aceptado con confianza y constantemente eres capacitado para mejorar tu desarrollo profesional, este es un lugar donde cada contribución tuya cuenta y tus aportes son de gran valía para el funcionamiento de la empresa. Cómo te sentirías al respecto? Qué pensarías de un lugar así?, podría ser decisivo para tu desarrollo personal y profesional un ambiente laboral como este?Seguro la respuesta a todo esto es: MARAVILLOSO!, EXCELENTE!, SI! - Con nuestros niños, sucede precisamente igual, Jane Nelsen Doctorada en Psicología Educativa y co-creadora del mundialmente conocido programa de Disciplina Positiva lo expone así " De dónde sacamos la loca idea de que para hacer que un niño se porte mejor debemos hacerlo sentir peor?", esto nos hace reflexionar sobre el premio y el castigo. Una de las nociones elementales de la Psicología Adleriana instaurada por Alfred Adler, médico y psicoterapeuta austriaco de principios del siglo 20, fundador de la escuela conocida como psicología individual-1927, creador de la teoría de la personalidad, basada en valores y cuya estrategia de educación preventiva está basada en orientar a las personas respecto a los problemas que se derivan de la vida diaria y la convivencia nos señala que un niño que se porta mal es un niño desanimado, y mal conducido, pero un estímulo positivo es un motivador poderoso para cambiar una conducta negativa en el niño. Por tanto si un niño o un adulto tiene una dificultad con su comportamiento, de alguna forma tiene una relación con lo desalentado, o desanimado que se siente y esto influye directamente en lo que el niño puede desarrollar en clase.