Gorriti y Gascón es la esquina del arcano donde habita el mundo del misterio. En su negocio de olores fascinantes, mezcla de golosinas, papel, tinta y atados de cigarrillos, se sucedieron las conversaciones entre Manuel, el gallego republicano y militante de la heroica resistencia peronista a la Libertadora, y un niño del barrio, a finales de los años 50.Manuel le cuenta al niño su lucha en la Guerra Civil Española y el viaje en el barco que lo trajo a Buenos Aires, donde se quedó 'porque olía a primavera'. Y allí nacen las jugosas historias del barrio en la época del surgimiento del peronismo, relatos que pintan el recorrido por la conquista de derechos de los que nunca los habían tenido, el protagonismo de los trabajadores, el 17 de octubre y las posteriores conquistas laborales que permitieron que los pobres ya no volvieran a achicarse.En una trama deliciosa que emociona, Barcia, con la pura y asombrada mirada del niño que fue, describe la vida del barrio, aquel Palermo que ya no existe. La vigorosa efervescencia de la vida cotidiana, con personajes entrañables de las distintas escalas sociales, emparenta su escritura con un género tradicional de nuestra literatura: el sainete criollo.El Dragón del Sur tiene que contar la historia para que Manuel pueda morir en paz. Es que en El Libro del Dragón heredado de su abuela, que a su vez lo recibiera de una anciana china, estaba escrito el destino de Manuel quien, al no tener descendencia, debía buscar un destinatario digno de su legado: un dragón argentino.Y el legado es recogido. C