Concluida en noviembre de 1888, dos meses antes de que su autor perdiera para siempre y por completo sus facultades mentales, Ecce homo inaugura un género filosófico y literario. No se trata de una autobiografía novelada, ni de una simple recapitulación general de sus ideas. Se trata, eso sí, de una escritura tan intempestiva que sólo podía ser leída fuera de su tiempo. Por eso es mucho más que un itinerario intelectual, es la exposición del derrotero de un hombre que entrevio, lejos y hace tiempo, que la fragilidad de la vida contemporánea exige asumir una existencia a la altura de la 'muerte de Dios' es decir, una transvaloración de todos los valores. Como dijo Freud: 'nunca nadie se entendió tan bien a sí mismo, ni se entenderá, como Nietzsche lo ha hecho'. El precio que pagó Zaratustra por esa lucidez también se verifica en estas páginas.
"Llegó excelente. Muy buen estado."