Estos versos, que cual ramas de almendros floridos se abren a la Primavera del alma, no son resultado de la labor cotidiana, ni de la disciplina en la escritura por parte de la autora. Son fruto de un trabajo mayor, de un "Opus" en el sentido de la obra trascendental. Toman su savia ancestral de fuentes profundas e ignotas, quizás de la Cábala, la Alquimia o del paciente cultivo de un jardín interior al resguardo de hombres e inviernos. Este libro contiene saberes de otros tiempos, saberes que brotan del reverente pasear por claustros de silencio y galerías de la Memoria, donde la rosa y la fuente enlazan color y canto en un movimiento ascensional sin fin... Viaje a lo intemporal e inefable, a las mansiones del Ser. La lectura de este misal, como lo llama su ilustradora Patricia van Dalen, conlleva a la experiencia de lo tremendo, de la experiencia límite de la revelación, y es al mismo tiempo, vivencia de Gracia..., cual despertar de la siesta, bajo flores y el tibio sol de la Primavera, en un jardín andaluz.