Tras la ocupación de la ciudad sagrada del Cusco; su templo principal, el Qoricancha, fue destinado a la congregación Dominica para que allí se edificara la iglesia de Santo Domingo. El joven Pakalko, aprendiz de amauta o sacerdote incaico, es tomado prisionero junto a un grupo de hombres quechuas que serán obligados a construir la iglesia sobre los cimientos del templo Inca. Sin embargo, los frailes ignoran que Pakalko posee el don de Huacarimac y que ha prometido librar a su pueblo de la invasión española. Hilos de tiempo y de colores urden esta novela, que nos entrega una visión panóramica de la cultura que forjaron nuestros ancestros y nos sumerge en su sabiduría. En estas páginas, el autor diseña un camino por el cual transitar como pueblo mestizo, el escenario histórico, sociopolítico y cultural que se está iniciando y del que somos protagonistas.