Rudolph Green nació en una remota isla del Pacífico Sur, era un joven traductor que hablaba once idiomas, cuatro dialectos y tres lenguas muertas. Su sueño más grande era convertirse en expedicionario, tal como lo fueron sus padres (su padre fue un investigador de cazadores de cabezas y su madre, cocinera políglota). A Rudolph le llega su gran oportunidad cuando le dan a traducir un misterioso mensaje que se encontraba en el interior de una lata de jugo de tomate. Desde ese instante inició una fabulosa aventura que lo llevaría a Roma, donde conoce la “anticiencia”, conjunto de teorías y conocimientos peligrosos que resguardaba una sociedad secreta de anticientíficos, éstos eran perseguidos por los científicos convencionales, a quienes llamaban “los otros”. Fue en ese grupo donde conoció a Graziella, de quien se enamoró a primera vista. Ella buscaba a sus padres, el matrimonio Cavalli, quienes se hallaban en lo más profundo del mar tratando de infectar al monstruo que, según ellos, acabaría un día con el planeta.