Una extraña concatenación de suicidios y accidentes acaba con la vida de los miembros de una banda de ladrones de coches. Uno de ellos yace muerto sobre la cama, hecha y limpia. Dos policías rompen la cerradura y entran en la casa: no encuentran ninguna nota ni ningún mensaje de despedida. Sólo hay dos palabras escritas junto al teléfono. Martin Beck. El inspector jefe de la Brigada de homicidios de Estocolmo ignora qué hace esa anotación con su nombre en aquella habitación. A pocos kilómetros, uno de sus hombres está a punto de convertirse en héroe, Gunvald Larsson. A medianoche el edificio que vigila vuela por los aires. Dos ladrones y dos prostitutas han fallecido. Uno ya lo estaba mucho antes de las llamas. Otro suicidio. Otro caso cerrado. Hasta que otro delincuente, el único sospechoso, es encontrado en un coche semienterrado en el fango. Larsson no se conforma. ¿Qué está pasando? Una pista le conduce hasta una banda internacional de tráfico de coches robados. Pero, ¿qué tiene que ver Martin Beck? ¿Quién es el exterminador?