A lo largo de un día de 1942, por calles y bares de Buenos Aires, Roberto Arlt, Jorge Luis Borges, Witold Gombrowicz y Juan Carlos Onetti, quienes conforman el Cuarteto, se cruzan, se acechan, se ignoran, se miran a distancia, en una contradanza extraña, mientras crecen la humedad y la sensación de que algo es inminente. ¿Qué música ejecuta este Cuarteto, en cuyos movimientos se entrometen también Ezequiel Martínez Estrada, Antonio Di Benedetto o el porteño macedoniano/madrileño Ramón Gómez de la Serna? ¿Qué persiguen los ejecutantes virtuosos de este tango de la memoria, para el cual la Petrópolis de Stefan Zweig o el Argel de Albert Camus son, por ejemplo, otros nombres de Buenos Aires? Quizás la fascinación de estos ¿ensayos? ¿crónicas? ¿relatos? se deba a que el Cuarteto toca la música de la felicidad aunque en la partitura se filtren, inevitables, los acordes del dolor.