¿Es posible establecer una relación entre el cuerpo humano y los sacramentos? ¿Nuestro cuerpo nos ayuda a vivir una mejor experiencia sacramental? Estas dos realidades, que se perciben aparentemente ajenas entre sí, pueden articularse de manera íntima para permitir una experiencia profunda en la vida del cristiano que se acerca a la Iglesia a recibir los sacramentos. San Cirilo de Jerusalén, obispo del siglo IV, hace evidente cómo el cuerpo humano es el primero que busca tocar la gracia sacramental donde se inscribe, inicialmente, la experiencia pascual. Sin pretender una arqueología litúrgica ni ser anacrónico, este libro se acerca a las Catequesis mistagógicas de Cirilo de Jerusalén, a fin de destacar el valor fundamental del cuerpo en el proceso de los neófitos cuando ingresaban a formar parte de la Iglesia primitiva. La lucidez teológica de este Padre de la Iglesia reviste una actualidad singular, que aporta elementos concretos y sugerentes para la celebración de los sacramentos de iniciación en nuestros días. Además, contribuye con argu¬mentos sólidos de la Tradición de la Iglesia, para recuperar nuestro cuerpo humano como lugar teológico por excelencia.