El faro de los ahogados toma su nombre de 'una taberna que aparece en la novela Jubiabá de Jorge Amado, y así como allí acuden náufragos, marineros, estibadores y mulatas que tocaban guitarra, cantaban sambas, contaban historias de espanto y atendían ecos de cantares de esclavos, en el faro de Cabeto zozobran desahuciados, marginados, incomprendidos y también mulatas, inmersos en las tempestuosas aguas de la angustia y el frenesí, entregados a un embriagante abandono que los lleva a la deriva, entre hallazgos inesperados y pérdidas irreparables, para extraviarse de los demás y encontrarse a sí mismos.