Cuentos que despiertan recuerdos, así son los relatos de El hombre de los otoños. Alcalde posee el don de una escritura conmovedora y profunda, que juega con los equilibrios y logra relatos en los que el lector se identifica plenamente. Todos son perturbadores retratos de un momento: la aflicción al enfrentar la muerte, la desesperación de la hija que cuida a la madre enferma, la espera de la familia ante la llegada de un niño, la impotencia de la madre ante la enfermedad de la hija, la agonía de quien vive el abandono, la tozudez del anciano, la tolerancia ante al marido infiel, entre muchos otros. Los cuentos se transforman en vivencias no solo de los protagonistas sino de todos. Hay dolor, ese dolor reprimido que es el más doloroso. Hay angustias, inseguridad, esperanza y está muy presente la soledad del alma.