Tras años de estudios y pesquisas sobre lo que es la segunda rama del Islam, el autor ha llegado a la conclusión de que la historia del shiismo no se circunscribe a los típicos moldes de la política —y menos de la rude- za y violencia de la que esta empañada— sino que ha desempeñado un pa- pel innegable e influyente en el impulso de la vida del Islam en su dimen- sión espiritual y en enriquecer los tesoros de la sabiduría y la filosofía, mu- cho más de lo que se haya dicho o escrito hasta ahora. Y esto es más cierto en las sociedades occidentales, en particular, en la española, donde, lamen- tablemente, no existe mucha información, o, la existente, adolece de subje- tividad, cuando no de unilateralismo, además de que procede de fuentes sunníes, en el mejor de los casos. Por eso, el autor ha intentado expresar con más precisión lo que sus- criben grandes académicos como Wellhausen, cuando en un prólogo afir- maba que “si no existiera el shiismo el Islam se helaría en moldes secos y sin espíritu”.