El Judío Errante, uno de sus primeros éxitos resonantes, debe su éxito al movimiento de opinión conocido como el anticlericalismo. Esta novela se encuentra dominada por dos personajes fantásticos: el judío y la judía errantes, símbolos de la clase obrera condenada a una eterna fatiga sin compensación, y de la mujer oprimida y sin derechos.