La publicación de la carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, de Juan Pablo II, dando un nuevo impulso y abriendo nuevos horizontes al Rosario, hacía urgente, dentro del "Año del Rosario" y para los años siguientes, recoger y ofrecer a parroquias, comunidades, familias, cristianos con sentido eclesial, la realidad del Rosario.