Pretende mostrar la creciente importancia de una sociedad más tolerante, menos absolutista que la que quieren dejar atrás los liberales españoles, la del Antiguo Régimen, y como se valen de los instrumentos cotidianos que la vida social les proporciona para conquistar libertades y juicio propio, sin tutelas que reclamen el carácter sagrado de las instituciones periclitadas. La ausencia del rey, símbolo absoluto del poder, impulsará el asociacionismo político y cultural.