El portero de fútbol, con sus circunstancias y sus exigencias competitivas, representa un futbolista diferente, al cual hemos de dar respuestas. Pensemos en cómo es solicitado un portero en competición, para empezar, dividamos las acciones en defensivas y ofensivas, fundamentalmente y como punto de partida. Siendo así, tendremos acciones técnico-tácticas de diversa naturaleza, con sus demandas condicionales o de soporte, como la fuerza. Hay que ver qué pasa en el campo de juego, cómo se producen las situaciones para intentar dar al portero la oportunidad de practicarlas en las sesiones de trabajo con los estímulos previos lo más parecidos posibles y que el portero mismo, con nuestra ayuda y consejo, aprenda qué, cuándo y cómo dar las respuestas pertinentes. Cada entrenador, con su experiencia y sus conocimientos, así como las posibilidades y medios reales, puede elaborar una planificación enriquecedora, sin lugar a dudas, para la mejora del rendimiento de sus porteros.