Bautizado por la prensa internacional como «el Rey de la Cocaína», Roberto Suárez Gómez fue durante años el mayor proveedor de droga de Pablo Escobar y del cártel de Medellín. Desde sus laboratorios en la amazonia boliviana llegó a exportar dos toneladas de droga a diario para sus socios del cártel, y también a Europa y a Estados Unidos en una operación conjunta con la CIA. Esta gran corporación, que gozaba de la protección de altos mandatarios internacionales, así como de militares y gobernantes bolivianos, fue conocida como «la General Motors del narcotráfico».
"Es un buen libro, pero en algunos pasajes entra en mucho detalle personal. En su totalidad sirve para entender como se genera el negocio del narcotrafico de la región y sus implicancias en la politica. "