La salvación puede casi tocarse con los dedos. Los infectados por el virus RM-02 han ido languideciendo víctimas de la lluvia que todo lo pudre y de una dieta escasa en carne humana. Y cuando la supervivencia se antoja tangible y todos se preparan para volver a contemplar el sol después de larguísimos años de ausencia, Germ án se erige como el último mártir, el último cruzado contra la invasión de los infecta