Nada parece ir por buen camino para la pobre Jane Schwarzkopf, que a punto de cumplir trece años se da cuenta de que hasta su nombre causa algunos problemas. Pero lo peor es que su amiga del alma se ha ido a vivir a otra ciudad, que Meg no está en condiciones de sustituirla y que su querido Dave se comporta de un modo extraño. Además, en casa nadie se preocupa realmente de ella, y menos todavía su hermanita aguafiestas. Ante semejante panorama, ¿qué puede hacer? Menos mal que la abuela la toma en serio y le escribe unas cariñosas y oportunas cartas que, junto a las páginas de un diario, le ayudan a comprender que no todo está perdido.