Embajador de un país inexistente. Tal vez embajador de un país irrealizable como aquella república del barón Cosimo Piovasco di Rondò de los animales y las plantas. Un país por existir como los que descansan entre los pliegues de las hileras que forman las letras en los libros, o tal vez un país borroso y lejano &mda sh;fotografías en siena y negro condenadas a desvanecerse— como aquel corto verano de hace se