A finales del siglo XX y principios del XXI se presenta en Colombia una proliferación de novelas que trabajan la figura de autor en sus universos narrativos. No se trata simplemente del modo de narración en primera persona, sino de un entrecruzamiento entre autobiografía y novela, sino, probablemente con la intención de renovar el género o quizás para llevarlo al extremo en que el referente ya no es el mundo narrado ni tampoco la escritura, sino el espacio discursivo en que el autor mismo se hace materia narrativa.