En una sociedad mayormente gris, donde la felicidad se ha hecho un objetivo siempre deseable pero, supuestamente, cada vez más inalcanzable, el libro nos propone reflexionar sobre lo poco serios que podemos llegar a ser y nos plantea cómo, a través de la lectura de situaciones cotidianas, podríamos comenzar a disfrutar de la vida y a conectar con momentos que alimentarán nuestra alegría y bienestar personal. Es así como el autor nos invita, a través de fragmentos «climatizados», a confiar en la lectura como un eje de transformación y reencontrar nuevos significados a lo que vivimos habitualmente. La consigna es alimentar nuestro corazón, dejar de ver la vida nublada, evitar las tormentas y entregarse a despertar día a día con los ojos dispuestos a ver todo despejado.