El autor demuestra que sólo una reflexión sobre el lenguaje puede proporcionar una estructura aceptable de la exégesis freudiana de nuestros sueños, nuestros mitos y nuestros símbolos. Esta exégesis se articula a su vez con una reflexión sobre el sujeto, de la que proporciona algo así como la arqueología; hace estallar la filosofía del sujeto en sus expresiones ingenuas y prematuras: la lectura de Freud se convierte en el instrumento de una ascesis del yo, desalojado de las ilusiones de la conciencia inmediata.
"Excelente, llegó justo a tiempo y en perfectas condiciones. Lo necesitaba con urgencia para la maestría. Gracias "
Ramiro Fernando Marín Martes 25 de Febrero, 2020"Querés descubrir a los "maestros de la sospecha"... éste es el libro indicado"
Héctor García Martes 22 de Noviembre, 2022"Perfecto"